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¿De que sirve nada?
Decides esperar, parar, observar un poco a tu alrededor y entonces decidir de nuevo si continuar. Si volver a aferrarte al tren que pasa y de que manera hacerlo o no.
Esperar, observar, decidir.
Esperar, observar, decidir.
Como si fuera suficiente.
¿Y de que sirve?
Esperar, observar y decidir, buscando exasperantemente una solución, una vaga razón de ser, un algo que te haga menos pesado vivir. Como si realmente existiera ese algo y éste fuera suficiente para sentir que no estás de más y que en realidad nada sirve de nada.
(Y mientras tanto el aire resulta pesar más que nunca).
En fin, ya sabes:
Esperar, observar, decidir.
Esperar, observar, decidir…
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