(...)
¿Es eso lo que pasó, verdad?
Que ella podía ser feliz sin ti y tu eso no podías soportarlo. Te horrorizaba imaginar que ella también se diera cuenta. Que no te necesita, digo.
Eres
como el personaje secundario de cualquier Kundera. Enamorado, sí, pero
con demasiado miedo a perderla como para poder quererla.
Que injustos y crueles pueden ser los sentimientos a veces. ¿No crees? (...)
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30.Sep.2012
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