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¿De que sirve nada?
Decides esperar, parar, observar un poco a tu alrededor y entonces decidir de nuevo si continuar. Si volver a aferrarte al tren que pasa y de que manera hacerlo o no.
Esperar, observar, decidir.
Esperar, observar, decidir.
Como si fuera suficiente.
¿Y de que sirve?
Esperar, observar y decidir, buscando exasperantemente una solución, una vaga razón de ser, un algo que te haga menos pesado vivir. Como si realmente existiera ese algo y éste fuera suficiente para sentir que no estás de más y que en realidad nada sirve de nada.
(Y mientras tanto el aire resulta pesar más que nunca).
En fin, ya sabes:
Esperar, observar, decidir.
Esperar, observar, decidir…
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LA PUERTA DE ATRÁS
Llamó
por la puerta de atrás. Hacía demasiado calor para ser Agosto,
siempre hacía calor en aquel infierno de ciudad. Quedó infectado en
el viento y sentía escalofríos por el sudor que le recorría desde
las axilas llenas de pelos aplastados hasta los codos rugosos y
viejos, como lo estaba él. Se hacía mayor, ¡joder!.
Se
peinaba con el agua que se secaba al refrescarse la cara en la pila
del baño. El espejo nunca fue justo con él.
Seguía
apestando a tabaco y a alcohol cuando llamó a la puerta de atrás.
Nunca tenía tiempo ni ganas para una ducha y aunque lo hiciera
volvía a apestar a sudor rancio a los pocos minutos de salir del
agua.
No
sabía que iba a decirle cuando abriera la puerta, pero el primer
paso era llamar y a él siempre le habían enseñado a ir paso a
paso, despacito y sin prisa. Las prisas son para los muertos, y si no
que se lo digan al hijo de puta que se estrelló con su camaro del 69
la semana pasada. Vaya barrio de ineptos. No se puede intentar
adelantar a un autobús escolar lleno de críos, ¿es que ya no hay
respeto por nada?.
Había
pasado ya un buen rato y aquella maldita puerta seguía sin abrirse.
Volvió a llamar, necesitaba ver su cara, sus tetas, sus caderas para
poder seguir respirando y sentir que no era en vano. Desperdiciar
oxigeno de una forma egoísta y estúpida, sobre todo egoísta.
Odiaba la gente egoísta y no se perdonaría ser uno de ellos. El
mundo debería ser para los que saben aprovecharlo. Y si no sabes te
jodes, porque no creo que sea algo que se pueda enseñar en las
escuelas. Cada uno que se apañe como pueda.
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