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Sonó el timbre de la puerta trasera. Demasiado viento, era abril ya se sabe. Se necesitan historias. Puestas en blanco y demás. ¿Qué clase de puerta trasera tiene timbre? Da igual, sonó y eso es todo. Al abrir se colaron miles de hojas en un arrebato de prisa. Un viento de levante mal improvisado. Ya lo he dicho, era abril. Se paró el reloj de la cocina y se apagó el fuego del horno. Quedó cubierta hasta las rodillas de hojas muertas de arboles vivos. Por cierto, ¿quién coño abrió la puerta? Porque yo no fui, eso lo tengo claro. ”Mastica bien antes de tragar, puedes ahogarte con tantas penas”. “Déjame ser tu perro fiel, prometo no perder la cabeza de nuevo”. ¡Dejad ya de molestar! Bebe, bebe para olvidar que tiene mala memoria y está completamente sola.
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