TUS PIES

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Estás jodido cuando tus fantasmas corren más que tus piernas.

Da igual lo lejos que pueda llevarte el coche al que subes sin preguntar la dirección, y de nada sirven los billetes de autobús que guardas en el bolsillo con ansia y desespero.

Quieras o no tus pies terminarán con callos y tus rodillas empezarán a fallar, desvistiéndote como un suspiro en el aire un día de ventisca, dejándote vencer por los inciertos a los que, por miedo, nunca enseñaste la nariz.

Estás jodido, porque siempre habrá una excusa que te haga subir a un avión de nuevo, si cuando subes, subes por escapar de ti mismo.

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