Y él había suspirado entonces y ella le había dicho “¿qué?”. Y él le había respondido “nada”, como respondemos cuando estamos pensando “todo”.
- Erenesto Sabato.
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Y él había suspirado entonces y ella le había dicho “¿qué?”. Y él le había respondido “nada”, como respondemos cuando estamos pensando “todo”.
- Erenesto Sabato.
- Vas a marearlo…
- ¿A quién…?
- ¿Quieres dejar de darle vueltas?
- ¿¡A qué!?
- A lo que sea que estés pensando.
¡Joder, déjalo ir de una vez!
- … No puedo.
No hablaba mucho.Todo eran suspiros ahogados entre ganas tontas de recitar poemas feos.Y es que se le atragantaba la luna al intentar soplar contra el viento.
Y que si lo besaba era para poder tener los labios rojos a la mañana siguiente.Eso seguro que fue cosa del ron barato.
Espera, taparé la luna por si hace fresco esta noche, que vivimos en el fondo de un mar de aire y a ti te dio por ser nube gris siendo yo roca impura
Y es que es más fácil robarle las mareas al océano y embotellar una ola entera, que amarrar tus ojos en buen puerto.
¿Y por qué siempre que andas por andar vuelas hacia el mar?
Algunas veces tan sólo quiero que alguien me acompañe a estar sola.
A estar solos juntos y, con la mirada, reprocharle al infinito que sea tan jodidamente inalcanzable.
Y lanzar piedras al horizonte a ver si se queja.
Y ya sabes, hablar en silencio.
Algunas veces tan sólo quiero que alguien me acompañe a estar sola.. ¿vienes?
Tranquila, que mañana será otro día y todos los días sale el sol..
Y si no lo hace mejor, más noche para nosotras dos.
¿Es que a ti el silencio no te dicen nada?Porque a mí, te juro, me golpea en los oídos como puños cerrados, inventando eco eterno en el hueco de mi pecho.
Sentadas y con la boca seca como único recuerdo de una noche extraña me dedico a peinar las nubes, ya sabes, dándoles formas para que puedas jugar con ellas.
Y me das las gracias y me dices que sí, ¡pero podría vendarte los ojos con los miedos y despistes tontos!
Bueno, ¿vas a decirme el “porqué” o simplemente vas a desaparecer y ya está?Porque es que tengo demasiados recuerdos bañados en sal, y tú solo callas de forma escandalosa y te hundes en el café con mareas de cucharilla.
Nadie supo cuidar de ella.
Nadie supo decirle que era perfecta tal y como era.
Y fue por eso mismo que inocentemente cambió un novelesco atardecer por una triste y simple noche sin luna ni mar ni ná de ná.
Me he lamido las heridas y hasta el sabor es amargo y ruin.. Y es que mis ganas han sido tan efímeras que no tuvieron tiempo ni de abrigar sombra ni de esperar de pie.
Y ahora estoy molesta con el aire y me cansa respirar, ¡me enfada respirar!
Pero bueno, mientras espero a la nada jugaré a perderme yo sola en el vacío. Que ya ves, casi casi estaba empezando a cogerle el gustito a la soledad. Otra vez más..
"Que con recelo a las mareas eres sirena de agua dulce, ¡pero sirena al fin y al cabo!"
A ella también le gustaba mucho el mar. Y las pecas, me decía, ya verás que se te irán con la edad.
Ya no volverá y me cantará. No sé, así como mínimo ya no suspirará cuando vea que olvida la letra, que se hace demasiado mayor.
Que el tiempo, gota a gota, le llora a su lado cogida de la mano.
El sol nunca volverá a caerse para ella, las mecedoras dejarán de silbar en la fresquita boca de la huerta y sus ojos no se undirán ni nadarán cuando le de por bostezar.
Y es que no le dio tiempo ni a despedirse de la luna ni a saber de su más ruin. Lo siento por esto, créeme.
Se fue, se fue igual que siempre: Sin prisa pero sin tiempo de preparar maletas. A plena luz del sol pero cerrando los ojos por no ver indiferencia ni tener que decir adiós.
Y todo lo que necesito es tu cabello entre mis dedos...
Ondeante, con el viento, el oro de tus cabellos.
Navegantes las pupilas en el mar iris de tus ojos infinitos.
El rosado jardín de tus labios, el único sin espinas y con una fragancia a libertad como aliento, sobresale levente entre los excursionistas rasgos de tu cuerpo, que forjan largas caminatas por la fina y blanca nieve que es la seda de tu piel.
Escalando montes y recorriendo suaves valles.
Toda tú…
Y ME PARTÍ EN TROZOS TAN PEQUEÑOS, QUE ALGUNOS LOS HE PERDIDO DE POR VIDA.