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Decidiste por mí que ya no te quería.
Y te dio por escupirme palabras feas a la cara a la par que me mirabas compasión.
Decidiste que solo le contarías tus penas al sol del atardecer, y a las nubes si vestían de un rojo anaranjado.
Y nunca me dejaste conocerte del todo.
Tan solo podía besar tu nuca y conversar con tu cabello, que siempre me decía cosas bonitas de ti. Aunque tú perennemente aflorabas después a reprocharle tan cobarde acusación.
Y poco a poco el cielo se quedó mal pintado con un fallido "para siempre".
A día de hoy aun continúa rayado de ramas secas. Como rabia contenida de un adiós que nadie quiso del todo.
A día de hoy aun continúa rayado de ramas secas. Como rabia contenida de un adiós que nadie quiso del todo.
Escrito el: 26.Diciembre.2011
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